EN EXTINCIÓN
Es el miembro más grande de la familia de los osos, se le reconoce con facilidad por su pelaje blanco, posee un cuello relativamente más largo y una cabeza más pequeña que la de las otras especies de osos. Su cuerpo es regordete y carece de la curvatura de hombros tan evidente en el oso pardo.
Su nariz, labios y piel son negros, al nadar se impulsa con las patas delanteras, que son de gran dimensión, mientras deja a las traseras suspendidas.
Los osos polares están bien adaptados a la vida en el mar congelado, poseen un abrigo traslúcido con pelo protector contra el agua y una densa capa subcutánea, pequeñas orejas (para minimizar la pérdida de calor) y unos cojinetes en la planta de las patas que les dan tracción sobre el hielo.
Se calcula que la población mundial de osos polares es de 22,000 a 27,000 ejemplares, aunque en algunas zonas se desconoce el número de individuos.